Dejando la espesura del mangle, Zalakin se dirigió hacia los bosques del monte, en busca del gran sauce llorón, hogar del sabio emplumado. Pasando por hocines cargados de carrascas, angostos poblados por coscojas y acebos, Zalakin se fue acercando a un valle repleto, primero de quejigos, luego de hayas, moreras, e incluso, alguna que otra […]